A veces el arte duele por su intensidad .Síndrome de Stendhal









El placer que se experimenta frente a la al arte.


La exuberancia visual que se produce cuando  vivencia ante la belleza artística y  goce estético sobrepasa toda magnitud en la experiencia. La vivencia del placer que se experimenta  incorpora el alma; el cuerpo se estremece.
 Entonces podría acelerarse  el corazón y nublarse la vista, se sienten mareos, vértigos y confusión, incluso alucinaciones, euforia  y finalmente puede venir una intensa melancolía.
La mente se siente sobrepasada y el cuerpo se agota luego de que el espíritu se eleva por el éxtasis de la belleza.
Ese yo que creemos ser se pierde en la ausencia de límites en el ser y existir.
Siempre luego de este secuestro estético es necesario  rescatarse .Necesitamos un momento para   simbolizar, comprender al menos un poco el arte, darle sentido.




Stendhal describió este fenómeno luego de una experiencia personal, cuando hace un viaje a Florencia y visita la basílica de Santa Cruz. 

"Absorto en la contemplación de la belleza sublime, la veía de cerca ,la tocaba por así decirlo. Alcance este punto de emoción en que se experimentan sensaciones celestes. Inspiradas por la belleza dela arte" "....Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme.......".(1817, Napoles y Florencia .Un viaje a Milan a Reggio ).

Graziella Magherini una psiquiatra estudia algunos casos en turistas que visitaban Florencia y define  este síndrome.


Extractos. Transcripción de la versión grabada del seminario que Graziella Magherini diò a Venecia para el Centro Racker el 31 marzo de 2007.

“El impacto estético. Del síndrome de Stendhal a un modelo psicoanalítico del goce artístico”

 

 Mi campo de estudio en relación al impacto que el arte tiene en el espectador, visto desde un punto de vista psicoanalítico, es el de la reacción de quien va hacia la obra de arte, como diría Bion, en una situación de expectación. Parecería que el espectador sensible hoy casi haya dejado de existir; sin embargo los estudios epidemiológicos del grupo de trabajo florentino están demostrando lo contrario. Como Jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Psiquiátrico, he notado algunos fenómenos que se producían en los turistas recién llegados a Florencia. Estos, que estaban de viaje con el objetivo de visitar sitios artísticos, habían partido de sus lugares de residencia en perfecto estado de salud. Si algunos de ellos, tuvieron problemas psiquiátricos, de todos modos habían viajado cuando estaban bien compensados. Los síntomas que pudimos observar fueron: - Distintas formas de ataques de pánico. - Algunas formas de carácter depresivo-eufòrico. - Síntomas persecutorios. 2 Desde el punto de vista clínico, hay que resaltar que todos estos cuadros eran formas atípicas, breves, donde la constante era una crisis de identidad de la cohesión del Self, cuya raíz estaba en una conjunción de: la historia personal, con el viaje (destabilizante) y el impacto con las obras de arte. La crisis surgía en el momento que se producía un deslazamiento interno del equilibrio de la personalidad, cuando contenidos mentales escindidos volvían, como dicen algunos de mis colegas, a !picar la piel psíquica". 

Aparecía claro que el espectador sentía revivir dentro de sí mismo el objeto primario que la obra de arte interpelaba.

Entonces, al espectador que entra en contacto con la obra de arte le quedan dos posibles salidas: - Contener y reorganizar la experiencia transformándola en símbolos.
 - Quedar empantanado en el sufrimiento y expresarlo con problemas clínicos. 
Según el modelo con el cual trabajamos: El goce artístico está compuesto en nuestra mente por una serie de movimientos que tienen que ver con: 
1.- La experiencia estética primaria del bebé con su madre (Meltzer). 
2.- !Lo siniestro" (Freud), en su concepción clásica modificada en parte.
 3.- El !Hecho seleccionado" (Bion). 
4.- Lo que nosotros llamamos el factor D, que en nuestro último libro se llama F: factor ligado al contenido formal de la obra de arte que entra en relación con el mundo interno del observador y al contexto en el cual se contempla la obra. 
Los tres primeros son variables y pueden modificarse de persona a persona, mientras que F no varía y es relativo a la obra que contiene dentro de la misma el artista, la cultura de su época y la cultura actual. 

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